lunes, 24 de enero de 2011

Música~

Shhh. Calla. Cierra los ojos y escucha… ¿lo oyes? Es música. Puede que ahora te parezca algo insignificante y sin sentido, pero acostúmbrate a ella, porque a partir de este momento va a acompañarte a lo largo de tu vida. A cada paso que des,  dará uno ella. Te seguirá allá donde vayas. Cuando caigas, caerá contigo y te ayudará a levantarte. Querrás descubrir sonidos nuevos, nuevos estilos. Cada canción irá acompañada de un sentimiento. Amarás muchísimo algunas y, sin embargo, otras te harán sentir el más profundo de los odios. Pero es normal, la música hay que sentirla, toda. Todo momento de tu vida, bueno o malo, estará representado por un tema, y cada vez que lo escuches, escucharás también dicho momento. Porque, sí, si estás atento y concentrado, los momentos también se pueden escuchar.

La música se siente. Las canciones cuentan historias, tú historia. Una canción es capaz de hacerte rebosar de alegría, pero también de hacer crecer en ti la más grande de las penas. Sentirás como el ritmo se mete en tu cuerpo mientras escuchas una canción dance. Unas ganas locas de bailar, saltar, cantar y gritar invadirán tus sentidos. No existirá el resto del mundo, porque tú estarás en el tuyo propio. Nada tendrá sentido y, a la vez, tendrá todo el sentido del mundo. Cuando disfrutes de una de las más bellas sonatas clásicas, tus vellos se erizarán como si quisieran alcanzar el cielo. Un ligero cosquilleo recorrerá todo tu cuerpo al escuchar aquella canción que sonaba el día que le diste el primer beso a tu primer amor. Aquel chico tan guapo que tenía el mar dibujado en sus ojos. La canción que relata cómo perdiste a uno de tus seres más queridos hará que tu corazón se encoja y es posible que duela, pero no te preocupes, porque en seguida esa misma canción hará que sonrías al recordar los buenos momentos vividos.

Puede que seas afortunada y quizás un día seas capaz de tocar la música. Puede que incluso de crearla. Sentirás cómo las notas fluyen por tus dedos. Ritmos, tempos, compases. La alegría infinita de tener en tus manos el poder de hacer sentir a la gente aquello que tú sientes. Cómo me hubiera gustado tener ese poder… Hacer reír, llorar, recordar, sonreír. Escribir la historia de alguien a quien ni si quiera conoces y conseguir que ésa sea su canción favorita. La Banda Sonora de su vida.

El orgullo de ver crecer a una banda a la vez que tú vas creciendo con ella. Dar los primeros pasos juntos, ir consiguiendo los primeros triunfos, hasta llegar a ser grandes. Los mejores. Tú no les conocerás, pero te sentirás tan orgulloso de que esas canciones que tanto te hacen sentir sean escuchadas por tanta gente, que incluso tus ojos se llenarán de lágrimas. No de pena esta vez, no. Sabes que otra gente se siente lo mismo que tú al escuchar esas mismas canciones. Gente que siente tú vida, su vida. Y eso te emociona. Y gracias a esa emoción conocerás a esa gente a la que nunca imaginaste que ibas a conocer. Y que te aportarán sentimientos que no todo el mundo te puede aportar. Y se convertirán en tus amigos.

El día que, por primera vez, disfrutes de la música en directo, se quedará grabado en ti como si de un tatuaje se tratara. ¡Imagínate, todas esas emociones con las que te evades en casa, multiplicadas por mil! No hay palabras que describan esas emociones. Y saltarás, y cantarás, y disfrutaras como nunca en la vida lo hiciste. Y no querrás que acabe nunca, y cuando lo haga, querrás más, más, más y más. Diferentes estilos, diferentes sonidos, otras notas… pero siempre, siempre los mismos sentimientos.

Pero creo que es mejor que me calle… y lo vivas por ti sola. La música es un estilo de vida. Es vida. Y no hay palabras en el mundo inventadas para poder describirla.